sábado, 27 de diciembre de 2014

CAMINANDO CON EL CORAZÓN

Se termina un año más y con él se nos va el recuerdo de aquellos momentos vividos, tanto tristes como alegres. Atrás se quedaron amigos, familiares, penas y sonrisas. Un año lleno de momentos compartidos con nuestros amigos y seres queridos.

Muchos días levantándose muy temprano para llevar a cabo una lucha diaria de trabajo estresante, problemas que solucionar y deseos que cumplir, aunque no todos los que quisiéramos.

Unos días te levantas con ganas de comerte el mundo y otros te quedarías acostado y taparte la cabeza para no enfrentarse a los problemas, pero miras al cielo y te convences a ti mismo que si no le echas valor al mundo, nadie te solucionará los problemas.

Éste año ha sido muy enriquecedor en todos los ámbitos, tanto profesional como en lo personal. Se conocen amigos nuevos y desaparecen algunos que ya tenías. Se sufre, claro que si, somos humanos, pero la vida nos enseña que no hay un principio ni un final, sino un camino que debemos de recorrer en la vida para aprender, para enriquecer nuestra alma, pues al fin y al cabo, aquí estamos para aprender de la vida, de los errores cometidos, para no volver a caer en ellos.

Un año donde el cambio climático sigue haciendo estragos en nuestro planeta. Las especies siguen desapareciendo de la faz de la Tierra y aunque nos quieren convencer de que la culpa es de nosotros los seres humanos, es evidente de que algo está cambiando a nivel mucho más grande del que podemos percibir a nuestro alrededor, pues los cambios no son sólo terrenales, sino también son espirituales.

Es un año donde por fin podemos palpar ya grandes cambios a nuestro alrededor. Cambios que la sociedad lleva demandando hace mucho tiempo y donde los poderes fácticos no pueden demorarlos más, pues si seguimos como estábamos, no sólo caeremos nosotros, sino que ellos también serán arrastrados por la inercia que la ola devastadora dejaría a su paso.

Recuerdo que muchas personas me decían sólo hace unos pocos años atrás que yo era un catastrofista y harto pesimista, que lo veía todo oscuro. En cierta medida yo tenía mis motivos porque yo no me fijaba sólo en los acontecimientos de nuestro alrededor sino que me fijaba también en lo que iba sucediendo en el panorama internacional.

Yo les decía que vendría el fin del mundo, pero no de que el planeta fuera a estallar, jajajaja, no amigos, sino el fin de un mundo viejo, triste y mísero, dando paso a un mundo que espero que sea mucho mejor donde la felicidad campe a sus anchas.
La felicidad no es un destino, es la actitud con la que se viaja por la vida. Promulgando mejoras y cambios por el bien común.
Y el cambio se daría sutilmente, poco a poco y cuando menos nos lo esperemos, ya estaremos inmersos en él, aunque ello conlleve indirectamente y sin nuestro consentimiento el alargarnos el sufrimiento por años.

Si volvemos nuestra mirada hacia el pasado y recordamos la historia, vemos que todo se vuelve a repetir pero según la evolución de la sociedad en la que en el presente se va desarrollando. Sólo hay que mirar el espectacular avance en tecnología que la sociedad humana a desarrollado en sólo unos pocos años.

Un año dónde intentan por activa y por pasiva, amoldarnos a un cambio de paradigmas donde antes era impensable y peligroso debatir siquiera lo que estaba mal y por ende intentar mejorar para que la sociedad fuera evolucionando según sus demandas. Ahora vemos que antes no tocaba, sino ahora y poco a poco, sin estresarnos ni desvariar en locuras absurdas y sin sentido que sólo sirve para provocar sufrimientos en los más débiles y desfavorecidos. ( El que lea, entienda )

Se termina un año 2014 fabuloso, espectacular y maravilloso, dónde ha creado en la gran mayoría una sensación de cambio y sensaciones positivas que nos lleva a pensar que el año que viene 2015, será un año especial.

Les diría que mis palabras impregnadas en éstas líneas, igual os ha echo soñar y aunque Calderón de la Barca dijo que los sueños, sueños son; muchos seres de este planeta lleguen a soñar y se cumpla eso que tanto anhelamos, paz y amor en la Tierra y en el hombre y mujeres de buen corazón, buena voluntad.

 
                                     





A. David Palacios
         

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