lunes, 15 de diciembre de 2014

PERDONA, PERO YO SOY MUY FELÍZ...

Según los expertos, hay personas que tienen una tendencia innata desde que nacen a estar en un continuo estado de ansiedad y hay otras que la sufren de forma temporal por alguna circunstancia vital. Éste último caso es el que está aumentando en los últimos tiempos y además está muy relacionado con el estrés.

Llevamos una vida tan estresante y frenética que todos nos alegraríamos si el día engordara unas horas más.
Son tantas las cosas que nos creemos que no nos da tiempo de hacer que llega un momento que nos detenemos y pensamos:
Dios pero qué me pasa?
Dios tiene un plan para cada uno de nosotros, así que no le preguntes porqué te pasa esto o lo otro, mejor pídele que te muestre, qué quiere que aprendas de ello.

Recapacitamos sólo un poco y nos damos cuenta que todo lo que hemos querido adelantar, se tronca en algún momento del día y todo el esfuerzo ha sido en vano, así que como dice el refrán:

                                            ¡ Vísteme despacio que tengo prisa !

Toda acción tiene una reacción y a veces, la vida prepara momentos difíciles y muy duros que hay que afrontar. En la mayoría de los casos, las personas no están preparadas para sobrellevar golpes repentinos y duros y se hunden, llegando a la desesperación y la depresión, dándonos a pensar que somos unos incomprendidos, que no somos capaces de salir a flote.

Practicar y desarrollar el pensamiento positivo y tener ilusión por algo, es la mejor fuente para sentirse vivos, fuertes y poder hacer frente a todo lo que venga.

Hay que tener en cuenta una cosa, que cada mañana nacemos de nuevo y lo que hagamos hoy es lo que verdaderamente importa, y el que tenga valor de cambiar sus pensamientos, puede cambiar su destino.
Uno aprende a ser feliz cuando entiende que estar triste es sólo perder el tiempo.

Se dice que la felicidad y el entusiasmo se contagia. Y en cierto modo es cierto porque es difícil permanecer neutral e indiferente en presencia de una persona ( Isidro M.B. ) de pensamiento positivo, aunque a veces creamos que esa persona finge, lo que a veces nos lleva a pensar que cómo puede ser que una persona con problemas cómo los que tenemos en esos mismos momentos, tenga una visión y una perspectiva tan diferente de la que nosotros tenemos y por contra, nosotros lo vemos todo negro y profundo?

Más importante que creer tener la razón o imponerla es la comprensión. A veces creemos que lo que necesitamos es una mente brillante que hable por nosotros para así ser mejor comprendidos pero lo más importante es tener un corazón que escuche.

Esa actitud quizás nos lleve a pensar que igual nosotros no estamos echos de ésa pasta que hay que tener como los demás, pero eso no es así.

Todos tenemos capacidad para hacer de todo y afrontar lo que se nos venga encima y aunque ésta sociedad competitiva cada vez es más injusta, insolidaria e incomprensible, no esperemos grandes resultados sin grandes esfuerzos por nuestra parte y si las oportunidades fuesen como los amaneceres, si uno espera demasiado, igual se las pierde.

Ánimo, mi experiencia personal me dio una lección de vida, no esperes a que pase la tormenta, sino aprende a caminar bajo la lluvia.







 A. David Palacios

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