sábado, 6 de enero de 2018

SUPERANDO LAS ADVERSIDADES




Pasan los años y no veo la ansiada recuperación por ninguna parte. Los problemas siguen ó aumentan. Las enfermedades siguen haciendo estragos en la humanidad. Las guerras y rumores de guerra, duran y duran como aquella marca de pilas alcalinas.
Cada día que pasa es más difícil salir adelante y la incertidumbre planea como una sombra sobre nuestras cabezas.
Ya no veo a esas personas que tanto pregonaban a bombo y platillo aquellos mensajes de positividad. Quizás se dieron cuenta que todo era un rollo patatero del sistema para que lo malo que vino y lo que aún queda por llegar, nos resultase más suave para digerir. Pero la realidad pesa aún más.
De nuevo han pasado las fiestas y sigo viendo tristeza en las personas, ya mucho menos espíritu navideño circula por nuestras vidas.
Estas navidades pasadas he podido comprobar como el sistema nos ha estado colando el tema de fantasmas muy sutilmente en las repetidas películas navideñas. Qué pesaditos leñe, qué interés habrá en que creamos en fantasmas? Pero si los fantasmas están a nuestro alrededor diariamente. Supuestos amigos, compañeros del curro, familiares, el perrito e incluso el pajarito.
Pero no voy a llegar yo ahora a decir que el mundo sacaba, eso ya es evidente, sino que en estas líneas quiero compartir unos pensamientos de una psicóloga que me ha gustado mucho y así pueda que sea mi contraparte y para vosotr@s la mejor parte de mi reflexión.

 

Afrontar la adversidad

Todos atravesamos momentos difíciles a lo largo de nuestras vidas. Sin embargo, aunque nos parezcan a veces imposibles cuando nos encontramos sumergidos en ellos, solemos tarde o temprano superarlos para continuar avanzando.

Las dificultades que nos encontramos en uno u otros momentos de nuestras vidas como la pérdida de un ser querido, una ruptura amorosa o la mala noticia de un despido pueden ahogarnos en un mar de malestar del que nos será muy difícil escapar sino ponemos en marcha unas estrategias adecuadas. Ninguno nos encontramos a salvo de los vaivenes que puede tener nuestra existencia en momentos determinados.Y es en estos momentos de adversidad cuando atravesamos emociones muy poderosas como la tristeza, la impotencia, la frustración, etc… produciendo en nosotros un intenso desequilibrio emocional.

Expresar nuestras emociones


Cuando la adversidad se decide a golpearnos y experimentamos esas emociones tan poderosas, resulta beneficioso expresar aquello que sentimos ya sea con algún familiar o amigo, o a través de la escritura, para llegar a hacerlo cada vez más consciente y poder reconocerlo.
Cuando expresamos los sentimientos ya sea hablando o escribiendo, lo que estamos haciendo es liberarlos. Si ponemos palabras a qué o cómo nos sentimos, nos será más fácil aceptar las malas noticias que nos sucedan. Ya que lo que hacemos es asociar nuestros pensamientos con los sentimientos de forma rápida y casi simultánea. Por eso, cuando nuestras emociones sean demasiado negativas, podemos emplear la escritura como medio para expresarlas, librándonos de ellas sin tener repercusiones exteriores.
Cualquier situación adversa puede ser vista como una interrupción de nuestra trayectoria vital, pero si lo relatamos, estaremos más cerca de la posibilidad de aceptarlo y seguir avanzando.
Incluso si tenemos dificultades a la hora de la escritura, también podemos utilizar otro tipo de actividades como la pintura, el baile, el deporte o el teatro, que nos ayudaran a canalizar y reconocer nuestras emociones, puntos imprescindibles para poder llegar a controlar y elaborar lo que sentimos. Y tras esto, poner en marcha todo nuestro propio mecanismo de resolución de problemas en el que utilizaremos nuestros propios recursos para avanzar y hacernos paso ante la dificultad que se nos presenta.

La importancia de reconocer el dolor


Además ante una situación difícil hay veces que nos cuesta aceptar que nos afecta, negándonos a reconocer que en cierto modo nos duele. Pero este dolor, en parte es necesario, porque nos ayudará a elaborar todo lo sucedido, además de poder llegar a asumir la pérdida.
En estas situaciones, las personas de nuestro alrededor quizás puedan intentar con la mejor de sus intenciones que nos volvamos a sentir bien tan rápido como sea posible, pudiendo tener el efecto contrario, ya que pueden originarnos sentimientos de culpabilidad por no responder como los demás esperaban o incluso sentirnos no comprendidos. Todos necesitamos nuestro tiempo de asimilación y elaboración, unos más extensos que otros, lo importante es respetarlo, y no acelerarlo o posponerlo, sino manteniendo un cierto equilibrio. Es como atravesar por un proceso de duelo o pérdida, ya que se necesita un período de adaptación emocional necesario, pasando por una serie de etapas.
Y con el tiempo, tras haber superado ese momento difícil, seremos capaces de confiar en nuestra capacidad de sobreponernos a nuevas dificultades. Cada prueba superada nos irá fortaleciendo. Y aunque las dificultades o adversidades nos muestren nuestras partes más vulnerables, el hecho de superarlas nos ayudará a avanzar con más seguridad y confianza.



Artículo de Gema Sánchez Cuevas.
Psicóloga, docente, editora y redactora.




A. David Palacios







No hay comentarios:

Publicar un comentario