domingo, 26 de octubre de 2014

TRES DÍAS DE OSCURIDAD

Como cada año, al llegar los últimos meses, aparecen ciertas noticias de claro mensaje apocalíptico y como un virus, se propaga por muchos medios y redes sociales. La que aquí nos toca investigar hoy, son los famosos tres días de oscuridad que tanto miedo genera en algunos y risas en otros.

Claro está que todo esto responde a un programa de desinformación de ciertas instituciones que ni dan toda información necesaria y la poca que sueltan, están ligadas a cierto nivel de incredulidad por parte de quien las recibimos.

Es obvio que de hablar abiertamente de este tema en los medios oficiales sería provocar en la población cierto pánico que de no existir peligro alguno, sinceramente que más de uno comenzaría a escavarse un búnquer casero en su jardín.

De tratarse de un eclipse que durara esos tres días, no llego a imaginar qué objeto tan descomunal tendría que pasar entre el sol y nuestro planeta para que ese suceso se produjese. Los eclipses solares han sido observados por muchos siglos, pero en años recientes hemos entendido lo que realmente ocurre y como se producen.
En las antiguas civilizaciones, estaban convencidas que el eclipse solar era la señal de algo horrible, y algunas civilizaciones creían que el Sol era devorado por algún tipo de animal, como un dragón o un lobo, y si era un eclipse de Luna las mujeres preñadas temían que así como la Luna era comida podía suceder con el niño que llevaban en el vientre y que nacería sin labios o sin nariz, o con algún otro defecto o malformación, y para impedir que eso pasara se ponían una navaja de obsidiana en la boca o sobre el vientre para defender al feto de la mala influencia del eclipse.
También era creencia común que el niño que una preñada esperaba podía convertirse en ratón por efecto del eclipse de luna, y que eso parirían.

También he pensado en la posibilidad de que sea la Luna la culpable de tal evento al acercarse más al planeta, así al estar más cerca, su tamaño podría provocar esa situación. Pero no quiero ni imaginar que suceso cósmico podría mover a nuestro satélite de su órbita.

Ahora que también se dice que nuestro sistema solar viaja en espiral por el espacio, cuál broca que intenta penetrar en la fría oscuridad del universo abriéndose en tortuoso camino, es posible que en su viaje sideral, algún planeta errante se cuele entre el astro rey, la luna y el planeta y así mismo provocar lo que las profecías bíblicas describen cómo un acontecimiento del copón:

“ E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas. “
( Mateo 24:29 )

 
O quizás sea ésa nave nodriza que en ocasiones y según interpretaciones de entendidos, aparece a veces y hace una parada a repostar energía del sol, para después proseguir su camino espacial.

Toda esta información, atribuida falsamente a la NASA, hablaba de un "eclipse galáctico" que se da cada 26.000 años:
"Al pasar nuestro Sistema Solar frente a la brecha oscura de la galaxia, probablemente esta brecha absorbería todos los fotones y al estar el Sol entre la Tierra y esta brecha oscura, evidentemente la luz del Sol no llegaría a la Tierra".
Pero en realidad no habrá tal evento en esos días. Lo que sí sucederá es una tormenta solar, como habitualmente ocurren, que no generará ningún efecto sobre la luz que recibe la Tierra.

Precisamente en éstos días estamos siendo testigos de inusuales tormentas solares provenientes de nuestra estrella y esto está siendo aprovechado para generar miedos e incertidumbres, pues como todas las tormentas solares de gran magnitud, pueden tener cierto impacto preocupante sobre las comunicaciones, pero nada más lejos de un problema que no se pueda solucionar.

Teorías sobre este tema las hay de sobras, con más o menos signos de credulidad por parte de quien las reciba, lo que si es verdad que a falta de información veraz y fidedigna por parte de las instituciones responsables, vivamos nuestro día a día tranquilos y sin sobresaltos innecesarios.

Sólo nos queda teorizar...






A. David Palacios

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