viernes, 31 de octubre de 2014

HUMANOIDS!

Con el paso de los años, hemos sido testigos de unos avances en tecnología que si nos lo hubieran contado sólo hace unos treinta años atrás, hubiéramos pensado que nuestro locutor no está bien de la chota o que es un friki de las pelis de ciencia ficción.

Hace sólo treinta años que pasamos de ver imágenes en blanco y negro a imágenes en 3d, y dentro de muy poco tendremos acceso a la realidad virtual, una tecnología que será capaz de engañar a nuestros sentidos audiovisuales.

Pero el avance que más me llama la atención es en la robótica. Estamos viendo como poco a poco ésta tecnología se está apoderando más y más de nuestro quehacer diario.

Fábricas cien por cien robotizadas, satélites y sondas espaciales que exploran el espacio en busca de algún atisbo de vida incluso microbiológica, electrodomésticos inteligentes y smartphones con inteligencia artificial ( IA ) que incorporan asistentes virtuales que casi manejan los móviles por nosotros mismos, incluso toman decisiones propias, pues aprenden de nuestro comportamiento ( Cortana, Siri, Google Now ).

En el ámbito del entretenimiento es donde más incapié se implementa las nuevas tecnologías. Consolas de última generación hacen babear al más exigente de los jugones, acaparando un porcentaje muy alto de tiempo al día asignado a éstos aparatos con el consecuente aislamiento de la persona, evitando y olvidando las relaciones de persona a persona, provocando incluso hasta excesivos cambios de humor y eclipsando nuestros sentidos, nublando nuestro discernimiento entre la realidad y la fantasía.

Incluso en el mundo de la robótica, existen ciertas leyes que tanto nos han inculcado a lo largo de los años en el subsconciente y así adoctrinarnos, gracias a películas, libros... :

1ª Ley - Un robot no puede hacer daño a un ser humano o, por inacción, permitir que un ser humano sufra daño.
2ª Ley - Un robot debe obedecer las órdenes dadas por los seres humanos, excepto si estas órdenes entrasen en conflicto con la 1ª Ley.
3ª Ley - Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la 1ª o la 2ª Ley.
( Isaac Asimov )
La sociedad actual está zombificada con tanta tecnología a nuestro alrededor. Dependemos demasiado de ella para sobrevivir, y nos está haciendo un daño irreparable como personas convirtiéndonos en individuos inhumanizados.

Observando el comportamiento de la gente, prefieren un móvil antes que hablar a la antigua usanza. Se pierde el contacto humano en favor del contacto tecnológico, y me atrevo a profetizar que en un futuro no muy lejano, no será la liga de fútbol la que entretendrá al populacho, se habrá quedado obsoleta, dando paso a ligas de robots gigantes, un fenómeno que siempre ha tenido adectos en el mundo de las consolas y que ya pronto la veremos echa realidad.


Pero hay algo que me genera miedo e incertidumbre, la incursión de robots en nuestra vida íntima sexual.
Se están desarrollando prototipos de robot que pueden sustituir en la cama al hombre/mujer en los juegos sexuales, que llevarán en poco tiempo a depender de ellos aborreciéndonos incluso a nosotros mismos.

Un panorama de lo más apocalíptico si cabe. Robots sustituyendo a personas en todos los ámbitos de la vida en el planeta. Muchas películas, series y libros han tratado este tema tanto a favor como en contra, pero nunca nos hemos parado a pensar en las consecuencias de éste futuro de ficción.

Pero en todo este maremagnum fantástico, en qué posición queda el factor humano? La implementación de los robots está quitando puestos de trabajo en algunos sectores industriales y los políticos no tienen la capacidad de recolocar a esa mano de obra humana que por ende sobra, acentuando más si cabe una crisis que está haciendo estragos en la sociedad humana a nivel mundial.

En un mundo donde el ateísmo campa a sus anchas, la religiones caen como los higos cuando la higuera es azotada por un fuerte viento, la vida política que deja mucho que desear y la mayoría del pueblo se regocija en su ignorancia, ya sólo nos falta que demostremos devoción y rindamos pleitesía a un dios robot...


                                    ¡ ERA LO UNIQUITO QUE NOS FALTABA !





A. David Palacios

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