Jura de Bandera
Hoy es el gran día
y aunque para algunos jurar bandera sea una cosa de fachas o cursi,
para un hombre honrado y disciplinado, era todo un honor.
Ha tocado diana a
las 06.00 de la mañana pues hay que hacer muchos preparativos y
estamos nerviozos perdíos, ya que hoy se verá recompensado todo el
esfuerzo que hemos realizado a lo largo de éstos 2 meses.
Con la cara lavá,
afeitaíto y la cama echa, bajamos a desayunar bien temprano, pues
hoy vamos a desfilar y hacer juramento a la bandera delante de
nuestras familias y cientos de personas.
Al salir del
comedor, nos dirigimos a la armería, donde por orden alfabético,
nos irán entregando nuestro cetme que con tanto esmero limpiamos el
día antes.
Conforme íbamos
saliendo de la armería, nos montábamos en los camiones rumbo a la
ciudad, al cuartel de artillería RAMIX 30 al cuál pertenecía mi
regimiento, el Grupo de Artillería Antiaérea Ligera Nº VI
(GAAAL).
Cuando llegamos al
cuartel, nos bajamos de los camiones en la explanada donde se
realizaría el acto y nos pusimos a formar, no antes de que nuestro
teniente nos diese el obligado discurso de que si no salía bien el
desfile, nos cortaría no sé qué cosa que nos cuelga, en fín, que
estábamos hasta las manillas...jajajaja.
Estamos en formación
esperando que llegue el momento, más de 2 horas al sol, con los
cardos de sudor corriendo por la espalda y mirando de lado porque un
compañero se había caído desmayado, y la Petra que estaba a mi
derecha me decía...
- Killo, qué caló,
que me desmayooooo...
Pero ahí estaba yo,
el soldaíto español, con la cabeza bien levantá...
Cachis la mar... !!
Una sensación de
nerviosismo nos invadía el cuerpo de arriba a abajo mientras veíamos
como los invitados iban tomando posición según los organizadores
los iban dirigiendo al lugar correspondiente, y después de hacer
acto de presencia las autoridades civiles y militares, llegó el gran
momento:
Una vez que hubo
terminado todo, nos volvimos a montar en los camiones y nos dirigimos
al cuartel para cambiarnos de ropa militar a la civil para después
reencontrarnos con nuestras familias que mientras, nos estaban
esperando en el comedor donde las autoridades militares los estaban
obsequiando con una comida en un convite excepcional.
Para los que están
deseando de preguntarme, sí, besé la bandera. :)
Todo salió a la
perfección y nuestros mandos nos felicitaron por ello y se
despidieron, pues a la vuelta ya ellos no estarían con nosotros pues
ya tendríamos los destinos nuevos asignados a cada uno.
Nos alegramos todos
y nos dieron los permisos de una semana como estaba prometido, nos
montamos en los camiones de un salto, pues era tal la alegría que
teníamos en aquel momento que ya no nos molestaba ni el cansancio ni
la caló que hacía, ni ná.
Llegamos al cuartel
nuevamente, nos reunimos con nuestras familias y después de
presentarnos las novias y los padres los unos a los otros, dimos un
paseo por Ceuta mientras esperábamos la hora de embarque, destino:
“ LA PENI ”
Continuará...
A. David Palacios
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