No hay un monumento en el planeta que haya despertado la curiosidad
de arqueólogos, historiadores e inspirado a escritores a lo largo de
toda la historia de la humanidad a excepción de la Gran Esfinge.
Mucho se ha hablado de su origen. Que si se construyó antes o
después de las Pirámides de Gizeh y de quienes la construyeron. Si
fueron los antiguos egipcios, descendientes atlantes o seres de otros
planetas que hubieran visitado éste en los albores de los tiempos.
Con una datación de entre los 10.500 y 12.000 años de antigüedad,
éste monstruo arquitectónico ha desmontado los dogmas establecidos
durante cientos de años por la arqueología más ortodoxa.
Este extraño ser híbrido, con cuerpo de león y cabeza humana al
que conocemos con el término de esfinge, es uno de los más
llamativos del arte arquitectónico del Antiguo Egipto.
Los antiguos egipcios la denominaban Shesep-ankh, «imagen viviente»,
nombre que daban a las estatuas reales y los lugareños la llamaban
Abu el-Hol 'Padre del Terror', errata de la expresión copta bel-hit,
que se aplica a quien manifiesta su inteligencia en los ojos y que
traduce la denominación egipcia hu o ju, que significa 'el guardián'
o 'vigilante'.
Quizás sea el vigilante de una sabiduría perdida o en manos ya de
los poderosos de la élite que dominan éste planeta.
Hay sobre ello muchas teorías, aunque la más llamativa según la
arqueología ortodoxa y sin
ninguna base científica e histórica, parte de una hipótesis de por
sí intrigante: una avanzada (y hoy en día desconocida) civilización
humana existía desde alrededor de 12000 A.C. fue destruida alrededor
del año 10500 A.C. por un cataclismo causado por una inundación
masiva ( Diluvio Universal? ). Lo conocemos como la teoría de la
“Civilización perdida de Atlántida“, cuyo final trágico Platón
sitúa alrededor de las mismas fechas y muy bien explicados en sus
relatos de Timeo y Critias.
Graham Hancock y Michael Cremo, dos de los progenitores de la
“Forbidden archeology” (“arqueología prohibida”, la supuesta
historia oculta de la raza humana) sostienen que la Civilización
perdida codificó el año del cataclismo en sus monumentos, para
conmemorarlo y avisar a las civilizaciones venideras.
Las tres pirámides de Guiza están colocadas idénticamente a las
tres estrellas del cinturón del Orión (Alnitak, Alnilam y Mintaka),
en la constelación de Orión. Decidieron replicar la ubicación
exacta de dos constelaciones, sabiendo que el mapa del cielo
estrellado cambia con el tiempo y haciendo uso de las tecnologías en
software más avanzadas del momento, demostraron que la conjunción
exacta se dio en el año 10450 A.C.
En el cielo nocturno del mismo período la Constelación de Leo
estaba en la misma posición que la Constelación de Orión tiene en
la actualidad. Se cree que de ahí la ubicación de la Gran Esfinge y
su cuerpo de león y su respectiva construcción mucho antes que las
propias pirámides.
Huellas de la prolongada erosión del cuerpo de la Esfinge causada
por el agua, algo imposible con el clima cálido que Egipto ha tenido
desde el reino del faraón Kefrén o eso nos han echo creer, añaden
puntos a la hipótesis alternativa, que también sostiene que la
cabeza de la Gran Esfinge, desproporcionada con el cuerpo, no es la
original, sino que la actual fue hecha a semejanza de Kefrén en su
época y yuxtapuesta al cuerpo (así sería la cabeza actual lo único
que construyó la civilización egipcia).
Pero lo que más llamó la atención fué la aparición durante
una de sus restauraciones de una entrada a su interior localizada en
la parte de atrás de sus cuartos traseros tal y como había
profetizado Edgar Cayce en una de sus extrañas visiones.
El vidente estadounidense Edgar Cayce (kentucky 1877- Virginia Beach
1945) profetizó que debajo de la Esfinge de Gizeh en Egipto se
encontraba un recinto secreto que albergaba una Biblioteca del Pasado
con documentos y objetos atlantes, provenientes de los habitantes de
la Atlántida que se habrían instalado en Egipto, y que se
descubriría este legado atlante a finales del siglo XX.
Según Cayce, existe una cámara o pasadizo que va desde la pata
delantera derecha de la Esfinge hasta la entrada a la cámara de los
registros donde quizás se encuentren documentos en los cuales se
hayan regristrado esos avisos de aquella civilización perdida del
futuro de la próxima humanidad, oséase la nuestra.
Pero avisar de qué, de otro cataclismo que se atisba en el
horizonte?
Es que los gobiernos tienen información de que la humanidad actual
debe de pasar por otra calamidad de magnitudes apocalípticas?
Sea como fuere, la Gran Esfinge de Guiza se guarda para sí las
respuestas y nos reta a que nos aventuremos con nuestras conjeturas
en un contacto directo con nosotros mismos y nuestro afán por
encontrar la verdad de éstos misterios aún sin resolver; y cómo
así está escrito, no volvería a castigar Dios al hombre por el
agua, eso ya pasó con El Diluvio, sino que nos tiene reservada otra
forma de destrucción, como así anuncian las Sagradas Escrituras:
“ Pero los cielos que son ahora, y la tierra, son reservados por la misma palabra, guardados para el FUEGO en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos “. 2 Pedro 3:7
A. David Palacios
No hay comentarios:
Publicar un comentario