Ay, qué malito
tooooi!
Yo sabía que el
ducharse con agua fría en un ambiente frío no era una buena idea,
pero en la UIR sólo había duchas de agua fría, aunque más tarde
me enteré que por detrás de mi batería había unas duchas
públicas, osea para todo el que quisiera ducharse aunque había que
ir en calzoncillos o con una toalla reliá pues allí sólo había
duchas, duchas al aire libre, claro está que la novatada había que
pagarla y me costó un gripazo pa morirse.
Pues ésa mañana
amanecí con fiebre y dolores de huesos por todo el cuerpo, así que
me levanté con la ayuda de uno de mis compis y me fuí a la
enfermería. Recuerdo que llevaba tal temblique, que la mandíbula me
repiqueteaba como si estuviera tocando los palillos en la feria de mi
pueblo.
Qué cozita más
mala!
Entonces el capitán
médico me dio “ UNA SOLA PASTILLA “ y os lo juro, al cabo de un
par de horas se me quitó to los males que tenía.
! Menuda medicina
tienen ¡
A continuación me
presenté al sargento de guardia para darle parte de lo sucedido y me
fuí al lugar destinado donde hacíamos las instrucciones diarias.
Al llegar presenté
las novedades al sargento de instrucción y me incorporé a filas. Al
terminar, nos fuimos a las duchas y a formar nuevamente para ir a
comer.
Decir que en el
cuartel había también musulmanes españoles residentes de Ceuta que
estaban allí haciendo la mili también. Había buen rollo entre las
dos culturas.
Ya por la tarde, me
hice de un grupo de amigos, los sevillanos que congeniamos y nos
ayudábamos mutuamente. Nos íbamos todas las tardes a hacer footing
y después de ducharnos, nos reuníamos de nuevo en la cantina con el
resto de reclutas, charlábamos nos reíamos y recordábamos
experiencias de nuestras vidas como civiles, pues en ése momento ya
éramos militares.
Al irnos para la
camareta, en el camino nos cruzamos con dos mandos y los saludamos
sin la gorra puesta y uno de ellos nos increpó que la gorra sólo se
quita en espacios cerrados. Nos disculpamos al unísono:
! Sí Señor ¡
Y cuando
prosiguieron su camino, elevamos la velocidad de nuestros pasos
intentando no mirar hacia atrás no fuese que nos metieran un “
PAQUETE “.
Yo me fuí al salón
a continuar con la carta que le estaba escribiendo a mi novia. Le
estaba describiendo el cuartel, mis amigos, los mandos...etc, y le
reporté la dirección y teléfono de mi cuartel por hiciera falta.
Al finalizar le dije que los echaba mucho de menos ( sólo llevaba
allí tres días, jiji )
Después de formar
otra vez, cenar y retreta, nos fuímos a la cama, pero no a dormir,
sino a charlar, contar chistes y echar unas risas:
Estaban formados los
soldados y en eso el general le pregunta a un soldado:
Soldado Maclovio,
¿Para usted qué es la patria?
Para mí la patria
es como si fuera mi madre, general.
Muy bien muchachito,
muy bien.
Soldado Cornelio, ¿Y
para usted qué es la patria?
El soldado Cornelio
se queda pensando y dice:
Para mí es como si
fuera mi tía, general.
¿Y por qué?
En fín, que después de un duro día como primos, digo como reclutas en el ejército español, caímos en la piltra en coma profundo.
Continuará...
A. David Palacios