martes, 17 de junio de 2014

DIARIO DE MI PUTTA MILI – 4ª PARTE

Ay, qué malito tooooi!

Yo sabía que el ducharse con agua fría en un ambiente frío no era una buena idea, pero en la UIR sólo había duchas de agua fría, aunque más tarde me enteré que por detrás de mi batería había unas duchas públicas, osea para todo el que quisiera ducharse aunque había que ir en calzoncillos o con una toalla reliá pues allí sólo había duchas, duchas al aire libre, claro está que la novatada había que pagarla y me costó un gripazo pa morirse.

Pues ésa mañana amanecí con fiebre y dolores de huesos por todo el cuerpo, así que me levanté con la ayuda de uno de mis compis y me fuí a la enfermería. Recuerdo que llevaba tal temblique, que la mandíbula me repiqueteaba como si estuviera tocando los palillos en la feria de mi pueblo.
Qué cozita más mala!


Entonces el capitán médico me dio “ UNA SOLA PASTILLA “ y os lo juro, al cabo de un par de horas se me quitó to los males que tenía.
! Menuda medicina tienen ¡
A continuación me presenté al sargento de guardia para darle parte de lo sucedido y me fuí al lugar destinado donde hacíamos las instrucciones diarias.
Al llegar presenté las novedades al sargento de instrucción y me incorporé a filas. Al terminar, nos fuimos a las duchas y a formar nuevamente para ir a comer.

Decir que en el cuartel había también musulmanes españoles residentes de Ceuta que estaban allí haciendo la mili también. Había buen rollo entre las dos culturas.
Después de comer, eso sí, a la siesta, esa es sagrada por TUTATIS!!


Ya por la tarde, me hice de un grupo de amigos, los sevillanos que congeniamos y nos ayudábamos mutuamente. Nos íbamos todas las tardes a hacer footing y después de ducharnos, nos reuníamos de nuevo en la cantina con el resto de reclutas, charlábamos nos reíamos y recordábamos experiencias de nuestras vidas como civiles, pues en ése momento ya éramos militares.

Al irnos para la camareta, en el camino nos cruzamos con dos mandos y los saludamos sin la gorra puesta y uno de ellos nos increpó que la gorra sólo se quita en espacios cerrados. Nos disculpamos al unísono:
! Sí Señor ¡
 
Y cuando prosiguieron su camino, elevamos la velocidad de nuestros pasos intentando no mirar hacia atrás no fuese que nos metieran un “ PAQUETE “.
Yo me fuí al salón a continuar con la carta que le estaba escribiendo a mi novia. Le estaba describiendo el cuartel, mis amigos, los mandos...etc, y le reporté la dirección y teléfono de mi cuartel por hiciera falta. Al finalizar le dije que los echaba mucho de menos ( sólo llevaba allí tres días, jiji )
Después de formar otra vez, cenar y retreta, nos fuímos a la cama, pero no a dormir, sino a charlar, contar chistes y echar unas risas:

Estaban formados los soldados y en eso el general le pregunta a un soldado:
Soldado Maclovio, ¿Para usted qué es la patria?
Para mí la patria es como si fuera mi madre, general.
Muy bien muchachito, muy bien.
Soldado Cornelio, ¿Y para usted qué es la patria?
El soldado Cornelio se queda pensando y dice:
Para mí es como si fuera mi tía, general.
¿Y por qué?
Porque aquí, el soldado Maclovio es mi primo.


En fín, que después de un duro día como primos, digo como reclutas en el ejército español, caímos en la piltra en coma profundo.



Continuará...




A. David Palacios

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