miércoles, 4 de junio de 2014

LA MANO NEGRA


Eran las 8:55 de la mañana de un día del mes de Mayo y yo estaba en la cola para acceder al interior del cole. Era allá por los años 80, cursaba 2º de E.G.B. y yo tenía 7 años.
Diligentemente nos dirigimos en cola india al interior de nuestra clase detrás de nuestra tutora, nos sentamos cada uno en nuestro pupitre y sacamos nuestros libros de texto correspondiente al temario que tocaba ese día.

La clase de primera hora discurrió sin incidentes y llegado la hora del recreo, nos dispusimos a ir al patio. Sólo un incidente en el camino producido por el “ matón “ de turno al empujar a un compañero por salir el primero de la clase, nada serio, lo típico.
Una vez que se terminó la media hora del recreo, volvimos a formar para ir de nuevo a clase para dar la 2ª hora de clase, creo que tocaba religión.

Pasado unos 10 ó 15 minutos, se oyó un vocerío que nos dejó a todos entre perplejos, confusos y asustados. La señorita se levantó de su asiento y apresuradamente salió al pasillo para averiguar que era aquel escándalo.

Nosotros mientras, asustados nos preguntábamos unos a otros que podría ser aquella algarabía. Entonces la profesora cerró la puerta con un semblante serio en su cara.

Después de aquel movimiento, nos pusimos más nerviosos aún y de pronto, aquel sonido ensordecedor, aumentó aún más de intensidad y se oía un discurrir de carrerillas por el pasillo como de una multitud acompañado de voces, sollozos y gritos, entre los cuales se oía que en los baños había aparecido “ UNA MANO NEGRA “.


Aquello nos asustó en tal medida que nos levantamos de los asientos al ver que la profesora no volvía de allá a donde hubiera ido, y al escuchar aquel murmullo tan elevado nos provocó tal conmoción, que aquello propició un estado de pánico jamás experimentado nunca.
Salimos despavoridos de la clase y gritando sin saber adónde íbamos ni porqué habíamos reaccionado así sin saber el motivo.

Y al salir al pasillo, ví cómo todo el mundo, alumnos y profesores corrían de un lado para otro como locos, los primeros envueltos en un estado de pánico total y los segundos intentando calmarlos sin saber a ciencia cierta qué es lo que había ocasionado aquel brote de pánico colectivo.

Yo en ése momento, sólo pensaba en mi hermano, un año y medio más pequeño que yo y que estaba en párvulos. Corrí hacia su clase, y ellos estaban allí contenidos por su profesor, más que nada porque estaban en la planta baja y hasta allí no había llegado aún el escándalo.

Me sorprendí al llegar que ya había otros niños acompañando a sus hermanos pequeños con un semblante en sus caras, mezcla entre aterrados y asustados.
Mientras, me senté al lado de mi hermano, él se asustó al verme y se dió cuenta de que algo anormal estaba ocurriendo y entonces se abrazó a mí con tal fuerza que casi me dejó sin respiración.

Yo intenté calmarlo sin saber el porqué de todo aquello y miraba hacia la puerta viendo cómo la gente corría desde la primera planta hasta la planta baja y entre gritos y voceríos, volví a escuchar aquellas palabras... “ LA MANO NEGRA “.

Un escalofrío me recorrió desde los pies hasta la cabeza, qué significaba aquello?
Qué era la mano negra? Ni las películas de terror que yo había visto escondido detrás del sofá de mis padres, me habían producido tanto pánico.

Entonces comenzaron a llegar las madres asustadas en busca de sus niños, pues el rumor se había extendido por los alrededores como la pólvora. A continuación hizo acto de presencia las fuerzas de seguridad para intentar sofocar y esclarecer aquel pánico colectivo infantil.
Una vez calmados todos, algunos volvimos a clase y casi la mayoría se fueron con sus padres a sus casas, visto lo acontecido en aquellos momentos, sin duda era lo mejor para todos.

Al otro día todo eran rumores y las clases casi todas estaban vacías. Las madres habían decidido que lo mejor era dejar pasar un día más pues aquel acontecimiento había provocado en los escolares estados de pánico que a algunos les costó olvidar y otros no lo olvidamos jamás.
Nunca supimos realmente qué sucedió aquel día. Se dijo que había sido una sombra provocada por un guante de limpieza colgado en uno de los baños de las niñas.

Hoy tengo 41 años, y lo que sí es verdad que aquello pasó a ser parte de mis más terroríficas pesadillas de la infancia, cómo cual película de terror, siempre quedará en mí aquel recuerdo, el recuerdo de... LA MANO NEGRA.


( Relato verídico basado en hechos reales )



A. David Palacios


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