Éste fin de semana
estamos castigados que no arrestados, por movernos en la formación.
Pasó por al lado nuestro el relevo de la guardia y no pudimos evitar
mirar quien era el pringao de hoy, jiji.
Así que nos
quedamos el finde enCeutados.
Aquí en el cuartel
no te aburres. Tenemos cine, biblioteca, cantina, gimnasio y un gran
bosque por el que te puedes perder para escaquearte, hacer footing o
símplemente pasear, eso sí, en grupo de más de dos pues sino los
chismorreos malsonantes circulan como la pólvora.
Era domingo por la
tarde, ya habíamos echo footing mis compis y yo y estábamos ya
duchados y escuchando los walkman o escribiendo a nuestras novias. Ya
serían las últimas cartas pues nos quedaba sólo un mes para
licenciarnos, justo dos semanas después de regresar de las maniobras
a Mazagón.
Eran las cinco de la
tarde y la Petra propuso de bajar a Ceuta. Entonces lo echamos a
suerte y ganó el sí, así que los sevillanos nos dispusimos a bajar
a la ciudad hasta las diez de la noche, que era cuando debíamos de
estar de regreso.
Entonces uno de
nosotros debía de ir a la oficina del furri para llamar al taxi que
vendría por nosotros, pero nos dimos cuenta de que teníamos justo
para comernos un bocata con lata en el bar donde se reunían los
soldados en Ceuta, llamado ! Qué de qué !
Sólo nos quedaba
una opción, bajar a pié por el bosque y saltar por las vayas del
zoo que había justo debajo fronterizo con los terrenos del cuartel.
Y así hicimos.
Cuando ya nos
pusimos en camino, a la Maruja se le olvidó coger la chaquetilla,
pues para el regreso haría frío y con lo quejica que es, cualquiera
lo aguanta.
Nos acercábamos a
las vayas del zoo cuando la Petra escuchó unos ruídos extraños
como buzos. La Petra se giró y tenía justo detrás suyo un toro con
unos cuennos como antenas. Pegó un brinco y gritó:
- ! Corred, corred,
corred !
Entonces salimos
corriendo como posesos y el toro se puso a perseguir a la Maruja, el
miedo le hizo entrar en modo turbo y nos adelantó a los demás sin
apoyar los pies al suelo y se estrelló contra la vaya del zoo, pobre
Maruja.
Qué chute de
adrenalina nos entró. Qué pechá de correr.
Lavirgen pero a qué
hortera se le ocurre comprar una chaqueta roja?
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