Éste martes 29
de abril de 2014 ocurriró un eclipse parcial que popularmente se
conoce con “Anillo de Fuego” por la rara forma que adopta: una
vez que la Luna se interpone entre el Sol y la Tierra, aparece como
un disco encendido pero sólo por sus bordes, justo como si un halo
de fuego hubiera sustituido a nuestra estrella.
El Anillo de
Fuego es, en cierto modo, un evento astronómico ya tradicional. Su
periodicidad es de aproximadamente 18 meses y todas las ocasiones en
que ocurre genera una gran expectativa. Sin embargo, este 2014 la
zona donde será visible es notablemente más reducida en comparación
con años anteriores.
En esta ocasión
podrá avistarse solo en las latitudes más australes del planeta,
siendo uno de los mejores puntos las gélidas regiones de la
Antártida.
Muchas culturas
asocian los eclipses a mitos de todo tipo. Los antiguos chinos creían
que un dragón se comía al Sol. De hecho, en chino “eclipse”
procede de la palabra “comer”. El nombre mismo de los eclipses en
casi todas las lenguas indígenas revela la creencia de que algo o
algún ser sobrenatural se comía al Sol o a la Luna.
La reacción de
la gente ante un eclipse era congruente con la creencia de que la
luna o el Sol efectivamente eran comidos y eso les infundía un miedo
y terror que las castas sacerdotales aprovechaban para control del
pueblo.
El "comimiento
del Sol" podía ser más peligroso, si era comido por completo,
ya nunca más alumbraría ni "haría su labor diaria"; por
lo tanto, al iniciarse un eclipse solar, toda la gente daba grandes
gritos y hacia ruido, para ahuyentar al ser que se estaba comiendo al
Sol.
Esa forma de
actuar era, por decirlo así, "extraña", había que
espantar al comedor del Sol, pero era necesario complementarla con
autosacrificios y con el sacrificios de víctimas apropiadas: los
primeros consistían en punzarse las orejas con púas de maguey y
pasar por la herida pajuelas o cordeles.
Para el segundo
se sacrificaban seres humanos, pero no simplemente para "alimentar
al Sol", fin que tenían en general los sacrificios humanos, si
no que se buscaban en especial hombres de "cabello blanco y
caras blancas" -atributos del dios solar- a quienes sacrificar.
Es un evento de
unas características especiales que ningún ser de éste planeta
debería perderse y saber que puede ser referencia a esas señales
que se dan en los cielos y de la que muchas profecías relatan a lo
largo de las múltiples culturas extintas y actuales de hoy día.
A. David Palacios
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