Yo zoy Andazulí
Andazulía, cuna de
las civilizaciones antiguas en la Península Ibérica. Reducto de lo
que fué el antiguo reino de Tarsis, con su tesoro del Carambolo,
símbolo del arte que ya los ancestros artesanos de orfebrería
poseían en sabiduría heredada casi desde los antiguos atlantes.
El rey Argantonio
debió de estar mu orgulloso de ésta tierra. Tierra
fértil desde un extremo del reino hasta el otro.
Inmensos campos de
olivos madurando sus olivas al sol radiante casi todo el año para
regalarnos después una de las riquezas de ésta tierra, su aceite.
Impresionantes
viñedos de un excelente vino de cepa envidiada en medio mundo y
apreciado en los cuatro puntos cardinales de la Tierra.
Emperadores y
dictadores romanos mandaban llenar sus despensas con los productos de
ésta tierra que muchos creían provenir de los mismos dioses.
Los dioses de la mitología antigua, cojiendo las ocho estrellas más bellas del firmamento, crearon para su deleite, una tierra mágica donde reposar y soñar hasta el mismísimo final de los tiempos.
Con una mención especial a ésas crianzas de la dehesa de Huelva, cerdo ibérico manchado de Jabugo, una raza porcina española originaria de Andazulía dónde su jamón es tan venerado.
Los dioses de la mitología antigua, cojiendo las ocho estrellas más bellas del firmamento, crearon para su deleite, una tierra mágica donde reposar y soñar hasta el mismísimo final de los tiempos.
Con una mención especial a ésas crianzas de la dehesa de Huelva, cerdo ibérico manchado de Jabugo, una raza porcina española originaria de Andazulía dónde su jamón es tan venerado.
Inclusive el mito del toro viene de muy antiguo y no sólo de ésos cuennos podemos presumir, porque ande me dejáis ésa tapita de caracoles acompañá de una cervezita bien helá.
Hasta el papa
emérito Benedicto XVI, reescribió el mito de la Navidad afirmando
que los Reyes Magos no procedían de Oriente, sino de Huelva.
Pero la verdadera
riqueza radica en su gente.
Tenemos sangre tartesa, musulmana, judía, fenicia y griega...y hay quienes nos
siguen viendo como estereotipos y tópicos catetos.
Somos un pueblo trabajador, culto y preparado que, para envidia de muchos, sabemos vivir la vida como muchos pudientes ya quisieran.
Somos un pueblo trabajador, culto y preparado que, para envidia de muchos, sabemos vivir la vida como muchos pudientes ya quisieran.
Nuestro sarcasmo de
cómo vivir la vida es envidiado por casi todos los países del
mundo. Ingleses, franceses y alemanes, por poner sólo un ejemplo, se
llevan todo el año pensando en esas vacaciones inolvidables que
disfrutarán en Andazulía.
Los japoneses
alucinan con nuestro flamenco, heredado desde los mismos albores de
los tiempos.
No renunciamos a
estar en la calle sea la hora que sea, a echarnos la siesta inclusive
si el terreno no lo permite, ya se adaptará él a nuestro cuerpo o a
ir a todas las fiestas que se nos pongan por delante así llueva,
ventee o caigan rayos y truenos.
Incluso nosotros mismos nos preguntamos a veces:
Incluso nosotros mismos nos preguntamos a veces:
¡ Ea, ahora qué
fiesta toca pishaaa?, pero aun así somos responsables, firmes y
perseverantes en nuestro trabajo, capaces de arrimar el hombro en las situaciones más insospechadas y luego tomarnos una copa con los amigos aunque el cansancio
nos pueda y aquí no pasa ná.
Un halo de misticismo y misterio nos corre por las venas. Al igual que un sentimiento de amor y sacrificio escenificado en los cultos, romerías y procesiones ancestrales.
Un halo de misticismo y misterio nos corre por las venas. Al igual que un sentimiento de amor y sacrificio escenificado en los cultos, romerías y procesiones ancestrales.
Como vivo en Andazulía, soy andazulí, hablo
andazulí y como andazulí me alimento de la esencia del mediterráneo.
Y es que el andazulí
no es sólo un acento, es un idioma con contenido del cual presumir,
una forma de existir, un pensamiento sin igual. Zomos como zomos.
¡ Zi es que no ze
pué aguantá !
( “Andazulía”
se transcribió de un error que pronunciara su expresidente D. Manuel
Chávez en uno de sus discursos )
A. David Palacios
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